Tendencia boomerang: ¡Cuidado con la internet! El enemigo conoce el sistema.

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Leobardo Rodríguez

Una de las guerras más cruentas que se libra en los últimos años es la guerra tecnológica. Donald Trump ha puesto como su principal objetivo bélico a China y sus ataques se centran en sus desarrolladores tecnológicos, los más recientes y notables: Huawei, WeChat y Tik Tok. Bajo el argumento de que estos desarrolladores resultan una amenaza para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de EUA, emitió sendas ordenes ejecutivas en las que prohíbe que estas empresas tengan activos en el territorio americano y limita a las empresas estadounidenses a tener negocios con ellas.

Este tema no es nuevo, en diversas ocasiones se ha acusado que empresas desarrolladoras de tecnologías e información como Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp no respetan la privacidad de los usuarios y utilizan la información que se comparte a través de su infraestructura para diversos fines, muchas veces no tan claros. Durante la elección presidencial de estados unidos en 2016, Facebook enfrentó un escándalo por la aplicación de una prueba de personalidad a 265 mil usuarios, este ejercicio otorgaba permiso para acceder a información personal y de la red de amigos sin el consentimiento de los segundos; los resultados cayeron en manos de Aleksandr Kogan, profesor de la Universidad de Cambridge, quien luego vendió a la empresa Cambridge Analytics. Facebook y Cambridge Analytics señaladas por robo de datos, espionaje a sus usuarios y por interferencia política, en un solo día, Facebook perdió 31 mil millones en su valor como empresa.

Edward Snowden, fue considerado como el responsable de la mayor filtración de inteligencia en la historia, sacudió al mundo revelando que el gobierno estadounidense tenía la capacidad de leer cada correo electrónico, escuchar cada llamada y entrometerse en los rincones de la vida privada de todos y cada uno de los ciudadanos del mundo. Su historia está plasmada en una autobiografía que llamó “vigilancia permanente”, en otra entrega, platicaremos sobre ella.

Lo cierto es que cada vez es más frecuente ver como como la información que nos aparece en forma de publicidad en nuestras redes sociales es muy compatible con nuestras formas de pensar y de sentir. De la nada aparece el libro que queremos leer, el perfume que deseamos comprar, el refresco que ayer dijiste en un chat que necesitabas tomar, los zapatos de la página a la que por error le diste like.

Todos los días, se desarrollan dudas razonables que tienen que ver con la seguridad, el cuidado de los datos personales, la calidad de la información y sobre todo, la forma en que la red pretende manipularnos a través del acceso a información que les permite tener a detalle nuestros gustos, deseos y expectativas.

Marta Peirano, una destacada periodista española, especializada en temas de seguridad informática, participó en 2015 en una charla TED llamada ¿por qué me vigilan, si no hay nadie?, en ella expone la importancia de los metadatos, de la forma en la que no damos importancia a la información cotidiana, refiere que, en 2010, la base de datos más grande del mundo no la tenía ninguna agencia estatal de inteligencia del mundo, la base de datos más grande pertenecía a Waltmar. A través de su programa de tarjeta de puntos, la cadena de super mercados norteamericana tenía acceso a tu nombre, tu dirección, cuánto ganas, en qué te lo gastas, qué comer, cuántos hijos tienes, cuándo te vas de vacaciones, cuándo te enfermas, todo lo con la esperanza de que al final del año, si gastaste mucho “te regalen algo bonito”.

Algo similar pasa en las aplicaciones que usamos en nuestros teléfonos celulares, cuando nos piden autorizar el uso de datos como ubicación, acceder a nuestro micrófono, a nuestra cámara, en ese momento entregamos información a comercializadores del big data. Dice Peirano, no importa que no seamos importantes, a ellos no les interesa quienes seamos, son algoritmos, millones de datos binarios, que les sirven para establecer un estado de vigilancia.

En estos días ha llegado a México su perturbador libro llamado “el enemigo conoce el sistema” en él detalla la forma en la que se da la manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención. El libro muestra los problemas actuales de la internet, su objetivo es señalar diversos frentes abiertos para los que usamos esta herramienta en el día a día. Parte de la forma en la que se genera la adicción a la red de redes, cómo hay mentes brillantes que están dedicados a crear mecanismos para mantenernos frente a una pantalla, lo que llama el capitalismo de la atención sólo busca que le entreguemos el registro de nuestra actividad, para ellos, mientras más predecibles seamos, mejor. De acuerdo con la autora, la red se convierte en una gran máquina de manipulación que ha generado un modelo de negocio en el que se transaccionan las grandes bases de big data para convertirlos en algoritmos y lograr una manipulación emocional que nos mantiene activos.

El enemigo conoce el sistema y lo usa para manipularnos, para construir un mundo que se parece más al mundo feliz de Aldous Huxley que a 1984 de George Orwell, en el que los ríos de información nos abruman para construir identidades de consumo. Publicado por Debate editorial, es un libro ágil con siete capítulos, 301 páginas llenas de historias, datos, mecanismos; es un “manual de urgencia” para cuidar de mejor nuestros datos y la información que le entregamos de manera dócil y voluntaria a la internet ¿volverás autorizar a angry birds que tenga acceso a tu GPS? ¿y qué tal con responder el test de Facebook para saber que canción de Maluma eres? ¿y los filtros de Instagram que guardan con tu consentimiento tus rasgos faciales? Tal vez saber que sombrero de Harry Potter eres, valga la pena.

Posdata No. 1: Antonio Attolini presentó su renuncia al IMSS para competir por la secretaría general de MORENA. El problema fue que en una parte de su renuncia dijo agradeció a Zoé Robledo, director del Instituto Nacional del Seguro Social, ósea, del INSS, las redes no se lo perdonaron y lo hicieron tendencia.

Twitter: @Leobardorj