Ante el constante desarrollo de la economía digital Fernando manzanilla propone mejores oportunidades de crecimiento

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Para nadie es una sorpresa que la pandemia del COVID-19 aceleró aún más este proceso. Antes de ella la economía digital, tanto en México como en Puebla, se encontraba en una fase de crecimiento moderado. Aunque existían empresas y emprendedores que apostaban por la tecnología y el comercio electrónico, la mayoría de los consumidores seguían prefiriendo la compra en tiendas físicas y el pago en efectivo. La infraestructura digital era aún incipiente, con una baja penetración de internet de alta velocidad y una limitada oferta de servicios digitales.

Sin embargo, la llegada del COVID-19 cambió radicalmente esta situación, ya que las medidas de confinamiento y distanciamiento social obligaron a las empresas y los consumidores a adoptar tecnologías y herramientas digitales para mantener sus operaciones. La demanda de servicios en línea aumentó exponencialmente, desde la compra de productos y servicios hasta la educación y el entretenimiento.

Como ejemplo de ello encontramos que antes de la pandemia el comercio electrónico en México y Puebla representaba una pequeña porción del mercado; sin embargo, durante este trance experimentó un crecimiento sin precedentes, con un aumento del 81% en el primer semestre de 2020, según datos de la Asociación Mexicana de Ventas Online.

Esta tendencia se reflejó en empresas como Mercado Libre, la plataforma líder de comercio electrónico en México y Puebla, la cual registró un aumento del 48 % en su volumen de ventas en el segundo trimestre de 2020.

Otros jugadores importantes del sector, como Amazon y Walmart, también vieron un fuerte crecimiento en su negocio a través de estas tecnologías, sin contar el de muchas plataformas móviles como UBER EATS, RAPPI, JÜSTO, etc.

Asimismo, esta manera de mover la economía a través de lo digital impactó de manera notable en lo laboral con la adopción de herramientas de trabajo a distancia. Antes de la pandemia, la cultura del trabajo remoto y la colaboración en línea era aún incipiente en el país y el estado, sin embargo, tanto durante la pandemia como después, el también llamado “home office” se convirtió en la norma para muchas empresas y organizaciones.

Pero más allá de estos cambios, el crecimiento sostenido de lo digital también ha traído grandes retos al ámbito económico, mucho más considerando que las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) son uno de los sectores más importantes tanto a nivel nacional como estatal, el cual es considerado incluso como el motor económico del país.

De acuerdo con el INEGI, en México este sector está integrado por casi 4.1 millones de empresas, las cuales aportan un 42% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan el 78 % del empleo nacional.

Específicamente, dentro del porcentaje de las MiPyMEs en México, el 95.4 % representan microempresas, mientras que un 3.6 % se relaciona con pequeñas empresas y otro 0.8 % a los comercios medianos.

Por su parte en Puebla, a pesar de los efectos de la pandemia, un total de 221 mil MiPyMEs siguen operando, lo cual representa un 63 % de los negocios con los que contaba la entidad en 2019.

Y es que no se puede perder de vista los retos a los que se afronta este sector tan importante. El primero de ellos es que muchas MiPyMEs no tienen acceso a la tecnología necesaria para operar en línea, lo que dificulta su capacidad para competir en el mercado digital.

Aunado a ello muchas de ellas no tienen la capacitación o el conocimiento necesarios para aprovechar las oportunidades que ofrece la economía digital.

Pero sobre todo, se debe considerar que en la economía digital, las MiPyMEs compiten no solo con otras empresas locales, sino también con empresas globales, lo que las debe llevar a ofrecer servicios y/o productos de vanguardia para ser competitivos.

Ante estos retos es imprescindible la actuación de las propias autoridades estatales y municipales, quienes deben coadyuvar para convertirlos en las mejores oportunidades de desarrollo y crecimiento.

Por tanto, los programas de acompañamiento y profesionalización que realicen deben considerar como un pilar fundamental a la economía digital, dentro de la que un elemento primordial es el uso de los servicios de aplicaciones digitales disponibles.

Desde luego, será importante que existan los incentivos necesarios, así como la sinergia con el sector privado y educativo, para que en el estado se detonen clústeres tecnológicos que permitan un crecimiento sostenible en esta materia.

Considero que estamos muy a tiempo de hacerlo y de lograr que estas MiPyMEs puedan evolucionar de manera adecuada para lograr no sólo su sobrevivencia en un mercado altamente competitivo, sino que se consoliden como ejemplos de empresas exitosas a nivel global.

Con información de : Fernando Manzanilla en E-Consulta