Fernando Manzanilla habló sobre el hecho de estar preparados para cualquier desastre natural

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Ya se acerca el 19 de septiembre, fecha en la que conmemoramos en el país el Día Nacional de la Protección Civil, así como el aniversario de los sismos de 1985 y 2017, lo cual se vuelve un recordatorio de la importancia de fortalecer las capacidades de reacción ante una emergencia o desastres.

Desafortunadamente, vivimos en un país en el que ocurren sismos desde antes de que existiera la propia civilización y lo cual no dejará de ocurrir ya que nuestro territorio está asentado en el llamado Cinturón de Fuego.

Esta es la razón por la que México es una de las naciones del mundo con mayor actividad telúrica, ya que, según estadísticas, se registran más de noventa sismos por año con magnitud superior a 4 grados en la escala de Richter, lo que equivale a un 60% de todos los movimientos telúricos que suceden en el mundo.

Con base en el registro estadístico, los estados con mayor riesgo y donde ocurren sismos de gran magnitud son Jalisco, Colima, Ciudad de México, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Estado de México, Veracruz y, desde luego, Puebla.

Muchos todavía tenemos en la memoria aquel 19 de septiembre de 1985, en el que a las 7:19 horas se produjo un sismo con magnitud de 8.1 grados en la escala de Richter, el cual provocó la mayor devastación urbana del siglo en el país, causando también 6 mil muertos según cifras oficiales.

Fue ante este suceso que no hubo otro camino para la ciudadanía que organizarse en grupos para ayudar en las labores de rescate, muchos de los cuales, como los Topos, siguen operando a la fecha y cuya acción ha hecho la diferencia en tragedias como la que se repitió en el sismo del 2017.

Pero no sólo eso; otras de las lecciones aprendidas a partir de este desastre fue la implementación de los simulacros comunes en escuelas, hospitales, oficinas gubernamentales y centros de trabajo. Además, a raíz de ello México creó el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (CENAPRED), aunado a que se modificaron las normas que regulan los procesos de construcción del espacio urbano con nuevas restricciones, cargas y obligaciones a los constructores.

No se nos debe olvidar que otra de las más importantes medidas fue la instalación e implementación del Sistema de Alerta Sísmica.

Este panorama nos permite ver que la prevención en protección civil es una de las piedras angulares para reducir el impacto de los desastres en nuestras comunidades. No podemos evitar por completo la ocurrencia de fenómenos naturales como terremotos, huracanes, inundaciones o incendios forestales, pero podemos mitigar sus efectos si tomamos medidas adecuadas con anticipación.

Una de las principales razones para enfocarnos en la prevención es el factor tiempo. En situaciones de emergencia, cada minuto cuenta. Cuando las autoridades, organizaciones y la comunidad están bien preparadas, pueden actuar de manera más rápida y efectiva para salvar vidas y proteger bienes. Esto implica tener planes de evacuación, contar con refugios seguros y capacitar a la población en cómo reaccionar ante diferentes escenarios de riesgo.

La educación juega un papel fundamental en la prevención. La divulgación de información sobre medidas de seguridad, la realización de simulacros y la promoción de una cultura de prevención pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una situación de emergencia.  Cabe destacar que precisamente el próximo 19 de septiembre, en punto de las 11:00 horas se realizará el Segundo Simulacro Nacional 2023.

La inversión en infraestructura resiliente también es crucial. Esto incluye la construcción de edificios y viviendas resistentes a sismos, la implementación de sistemas de drenaje adecuados para prevenir inundaciones y la conservación de áreas naturales para reducir el riesgo de deslizamientos de tierra. La inversión en infraestructura no solo salva vidas, sino que también reduce los costos económicos de la reconstrucción después de un desastre.

La prevención no es un esfuerzo aislado, sino un compromiso constante que involucra a todos los niveles de la sociedad. Desde el gobierno hasta las comunidades locales, desde las escuelas hasta las empresas, todos tienen un papel que desempeñar en la construcción de un México más seguro y resiliente.

Por ello es que, en este Día Nacional de la Protección Civil, recordemos que la prevención es la clave para salvaguardar nuestro futuro. No podemos predecir cuándo o dónde ocurrirá el próximo desastre, pero podemos estar preparados para enfrentarlo.

No echemos en saco roto todo el aprendizaje obtenido en el pasado, ya que siempre la prevención hará la diferencia. 

-Con información de la columna de Fernando Manzanilla para E-Consulta